jueves, 12 de junio de 2008

Galina Ustvolskaya: música sin historia

Recientemente, en las bibliotecas de París, en donde además de libros pueden pedirse prestados discos y DVDs, descubrí parte de la obra de una compositora rusa poco conocida pero impresionante: Galina Ustvolskaya. Ustvolskaya nació en Leningrado, antes Petrogrado, ahora San Petersburgo, el 17 de junio de 1919 y murió en la misma ciudad el 22 de diciembre de 2006. Al final de sus 87 años sólo pueden contarse en su catálogo 21 obras, o sea, menos de seis horas de música. A pesar de la brevedad de su obra y de su fama, es quizás una de las compositoras rusas más influyentes y sin duda la más radical del siglo XX. En 1937 inició sus estudios en la Escuela Profesional de Música de Leningrado y terminada la guerra los continuó bajo la dirección de Shostakovitch, quien afirmó estar influenciado por la obra de su alumna. Esto lo afirma en tres de sus 288 cartas dirigidas a su colega Isaak Glickman, y los especialistas afirman encontrar citas de la obra de Ustvolskaya en el Quinto qúator y en el Ciclo Miguel Ángel, op. 145, de Shostakovitch. La obra de G. Ustvolskaya pone el acento en la sonoridad, la rítmica y la atonalidad. Crea una atmósfera al mismo tiempo angustiante y liberadora, con pasajes entre la tensión producida por un solo instrumento insistiendo incansablemente en una nota o en un ritmo y la armonía de tipo sinfónico en unos cuantos instrumentos. Ustovolskaya sólo escribe cuando se siente en “estado de gracia”, tras lo cual, deja la obra reposar para revelarla. Si "aún no es su momento", la destruye. Ustvolskaya sólo cree en la libertad de la música, en la música auténtica. Ella misma se niega a cualquier análisis teórico, pues niega la historia de la música: “Mi obra no tiene, de ninguna manera, ningún lazo con ningún otro compositor, cualquiera que éste sea”. Niega que la música pueda explicarse con reducciones a obras, corrientes musicales o relaciones recíprocas entre ellas. Como radical, no acepta encargos: en 1960 rechazó uno para componer la música de la película soviética Krotskaya (La douce, en francés) y en 1988 protesta porque su cuarta sinfonía, Oración, es interpretada en el Festival de Mujeres de Hamburgo. Ella interpreta este homenaje como reductivo, pues para ella el hecho de ser mujer, no es importante, lo importante es escribir música. Otra negativa, en 1990, para las ediciones Sikoscki de Hamburgo, demuestran su carácter. Su primera obra conocida -¿cuántas habrán sido destruidas?- fue su Concierto para piano de 1946, interpretado por primera vez en 1969 por el pianista Pavel Serebriakov. En 1948 escribió la "página vocal" titulada El sueño de Stenka Razin. En los años cincuenta escribió algunas obras corales con temas oficiales como las suites Jóvenes pioneros de 1950, Niños de 1952 y Deporte de 1958, así como los poemas sinfónicos La luz de la estepa de 1958 y El esfuerzo del héroe de 1959. También de los años cincuenta data el inicio de su ciclo de obras corales ¡Hola juventud! (1950), Aurora sobre la patria, El hombre de la alta montaña (ambas de 1952) que se cierra en 1961 con Canto de alabanza. Todas desaparecidas Muchas de sus obras han tenido que esperar largos años para ser publicadas por haber sido consideradas heterodoxas en el sistema soviético. Tal fue el caso de los quince años que debieron esperar su Sonata para violín y piano (1952), sus doce Preludios para piano (1953), Gran dúo para violonchelo y piano (1959) o los veinte años para sus tres primeras Sonatas para piano su Trío y su Octuor (1950), presentado en noviembre de 1970 en Leningrado y en Moscú en 1971, causando sensación. El Gran dúo está dedicado a Oleg Stolpner y a Oleg Malov. Consta de cuatro breves movimientos y un epílogo. G. Ustvolskaya explora problemas de teoría musical tales como las oposiciones staccato y legato (primer movimiento), trinos de violonchelo y marcato en el piano (segundo movimiento), trinos en el piano y marcato en el violonchelo (tercer movimiento) y acumulaciones de obstinaciones rítmicas (cuarto movimiento). Esta pieza fue interpretada por la primera vez en 1986 en el festival Wiener Festwochen. De los años sesenta sólo se conserva su Dúo para violín y piano (1964). Esta obra representa su independencia total de cualquier otra influencia, incluso la de Shostakovitch, haciendo investigaciones mucho más sutiles. Sus cuatro primeras sonatas fueron escritas entre 1947 y 1957, mientras que las dos últimas en 1986 y 1988, respectivamente. La sonata es completamente renovada en su trabajo. Para ella, en las sonatas se trata “de afrontar el piano en un combate singular en el que pianista, público e instrumento saldrán malheridos”. Por ejemplo, la partitura de la tercera no tiene ni indicaciones métricas ni barras de medida. La Sonata para violín y piano (1952) fue la única obra de Ustvolskaya que el régimen soviético tomó en cuenta. Era mostrada a los visitantes extranjeros como el ejemplo mejor logrado de la música moderna soviética. A propósito de ella, Roy Harris dijo en 1958 que era “una especie de horror, disonante de principio a fin”; Robert Craft, en 1962 después de escuchara afirmaría que Ustvolskaya “sólo es una alumna más de Chostakovitch” y Stravinsky que con esa pieza había entendido qué era la Cortina de Hierro. Durante los años setentas produjo sus tres obras reunidas bajo el título Composiciones. Se trata de obras “de espíritu religioso” subtituladas respectivamente Dona nobis pacem, Dies Irae, y Benedictus qui venit. Fueron creadas para ser ejecutadas en una iglesia, según sus instrucciones. Sin embargo, en 1975 y 1977 fueron representadas en una sala de conciertos. Ustvolskaya también ha compuesto cinco sinfonías. Pero fiel a sus convicciones, esta forma musical toma, en la pluma de esta compositora, formas insospechadas. Sus sinfonías incluso pueden ser tomadas como música de cámara. La Primera data de 1955. Esta obra basada en poemas sociales de Gianni Rodari fue interpretada en público por primera vez en 1966 y tendrá que esperar treinta y seis años más para volver a ser ejecutada. El resto fueron compuestas entre 1979 y 1990 y son una continuación de Composiciones. Las Segunda, Tercera y Cuarta sinfonías utilizan textos del ex conde alemán convertido en monje Hermann Contractus (1013-1054), mientras que la Quinta sinfonía es una repetición de frases del Padre Nuestro mientras que cinco instrumentos repiten una “litanía quejumbrosa”. El primer concierto de autor que le es consagrado tiene lugar en 1991, en la sala de conciertos de la Filarmónica de Leningrado y fue organizado por Oleg Malov. El año siguiente, tienen lugar dos conciertos con sus obras por el Ensamble San Petersburgo y en el Festival de Holanda. Finalmente, en junio de 1992 el Instituto de Mujeres Compositoras de Heidelberg le otorga un premio. Notas tomadas de los libretos redactados por Frans C. Lemaire para los discos: Ustvolskaya: Grand duet et duet. Oleg Malov and The St. Petersburg Soloists, Recorded at the St. Petersburg Radio House, October-November 1994: Grand Duet, Alexei Vassiliev (violoncello), Oleg Malov (piano); Duet for Violin and Piano, Alexander Shustin (violin), Oleg Malov (piano). Galina Ustvolskaya. Concerto for piano, String Orchestra and Timpani; Octet for 2 Oboes, 4 violins, Timpani and Piano; Sonata No. 3 for Piano, Grand Duet for Violoncello and Piano, Musica Non Grata.