sábado, 5 de enero de 2008
No sólo de arroz vive el hombre III/III
Journal d'une jeune nord-coréenne. 2006, duración 1h 34mn, director : Jang In-Ak, con Jin-hee Ji, Yum Jung-ah , Mi-hyang Pak, Jin-mi Kim, Hak-cheol Kim
Última parada de nuestro viaje por lejano y extraño oriente, pocas noticias llegan desde las lejanas tierras de Pyongyang. Salvo las que tienen que ver con posibles agresiones militares en la península, o la posibilidad de una catástrofe alimentaria, sólo recientemente, por lo menos aquí en Francia, una publicación hecha a partir de dibujos animados (una BD, en francés) había permitido echar un vistazo a la vida cotidiana de los habitantes de aquella nación. El resto de las noticias se reduce a anécdotas filtradas lentamente, sin autor y sin fecha, así como a relatos terribles relacionados con la megalomanía del líder comunista.
Estas son algunas de las razones por las que esta película es considerada entre los especialistas y los cinéfilos uno de los eventos más importantes del año 2007 que recièn termina. Diario de una joven norcoreana es una rarísima pieza cinematográfica debido a su origen. Salida del desconocido pero, al parecer, no tan pequeño Festival Internacional de cine de Pyonyang, deja entrever, atisbar, adivinar o cualquier otro verbo parecido, la vida de una familia modelo norcoreana.
Vayamos por partes. La historia es muy sencilla: se trata de la vida de una joven estudiante, Su-ryeon (Mi-hyang Pak), hija mayor de un matrimonio compuesto por el investigador científico San-myeong (Hak-cheol Kim) y la bibliotecaria Jeong Ran (Yeong-suk Kim). Junto con ellos, vive la hermana menor Su-ok (Jin-mi Kim), brillante futbolista en su escuela, y la abuela paterna. De hecho, en la casa que ocupan a las afueras de una gran ciudad, quizás Pyonyang, el padre de familia sólo va raramente, debiendo permanecer largas temporadas en la fábrica en la que su proyecto de investigación será aplicado. Por su parte, la madre, además de desempeñarse como bibliotecaria, limpiar la casa, cocinar, ocuparse de su suegra y de sus hijas, en las noches hace traducciones de libros que su esposo necesita en la investigación. La abuela se ocupa permanentemente de sus nietas, de cocinar golosinas y de dar consejos. La (insoportable) hija menor está obsesionada por el fútbol y por el próximo regreso de su padre. Finalmente, la hija mayor, protagonista de la historia, está en un momento crítico de su carrera académica, pues antes de terminar ese año de estudios debe decidir cuál profesión seguir.
La tensión de la historia se establece entre la hija mayor y el padre científico ausente de su casa después de ya algunos años. Ella no puede soportar más la ausencia de su padre, y su desesperación se manifiesta en una aparentemente incomprensible rebeldía. No sólo uno de sus tíos se encarga de la parte afectiva que normalmente corresponden al padre, sino que en la escuela, otros compañeros se encuentran orgullosos de los logros de sus padres científicos y, por supuesto, presentes en sus casas al lado de sus familias. La situación se vuelve más "dramática" cuando la madre cae enferma y el padre se niega a visitarla antes de terminar con su trabajo.
Obviamente, la historia es un relato propagandístco de más de una hora. Los elogios al régimen comunista norcoreano son el argumento de la película. Al contrario de nuestras sociedades, el sacrificio del padre y de la familia siempre serán pocos para lograr el progreso del pueblo norcoreano. Desde que empieza la película (sin anuncios publicitarios al principio) somos transportados a una escenografía de hace treinta años, con colores pastel que producen un efecto extraño, como si todo estuviera hecho de plástico. Las situaciones son justificadas de la manera más simple posible. Fuera de su nacionalidad, esta película no tiene mucho que ofrecer.
Una escena llamó poderosamente la atención. Cuando la joven protagonista busca a su padre para llevarlo al hospital donde está internada su madre, ésta lo encuentra trabajando en medio de los obreros. Más tarde, le dirá a su hermana menor que el trabajo de su padre es decepcionante, pues no es lo que piensa. Y pensar que el pensamiento de clase no es propio a los regímenes comunistas...
Al parecer este es el primer filme norcoreano distribuido en algún país occidental. Hemos visitado algunas páginas de internet y no se encuentra gran información sobre ella. Sólo sabemos gracias a la Wikipedia que en Corea del Norte, pequeño país de 24 millones de habitantes, vendió más de ¡¡¡ocho millones de entradas!!!, es decir, ¡¡¡1 de cada 3 norcoreanos la han visto!!! ¡¡¡!!! (más los dos coreanos que a nuestra derecha, lloraban, no sabemos si de emoción o de horror.) El gran líder Kim-Jong Il tuvo, ¡qué alegría!, la gentileza de dar algunos consejos para la realización de esta película, lo que seguramente significó el éxito arrollador en las 500 pantallas existentes en todo aquel país.
¡¡¡Puf!!! ¡¡¡Un monumento a la moral revolucionaria!!!!
Todas las fotografías las hemos bajado, sin permiso del gran líder, de diversos portales de internet.
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