jueves, 3 de enero de 2008

Le pupú...

Le temps nous égare Le temps nous étreint Le temps nous est gare Le temps nous est train - Jacques Prévert
L’art entre en gare au Grand Palais. Quand les trains et les gares inspirent l’art. [El arte entra a la estación en el Gran Palacio. Cuando los trenes y las estaciones inspiran el arte], Gran Palacio, abierto todos los días de 11h a 23h. 3€ tarifa completa, 1,5€ con descuento. Del 21 de diciembre de 2007 al 6 de enero de 2008, la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (Société Nationale de Chemins de Fer) de Francia, festeja sus 70 años con una exposición que, si algo tiene, es que es lúdica. Pese al inmenso tamaño el tiempo vuela, o mejor dicho, corre recorriéndola. No cuenta con un recorrido definido, lo que en realidad permite visitarla mejor pues diferentes “islotes” temáticos ofrecen diferentes puntos de vista de los trenes franceses. Uno de los puntos más atractivos, además de los precios (3€ tarifa completa, 1,50 con descuento) son las cuatro máquinas a las que el público puede montar tras una paciente espera de alrededor de una hora, y escuchar la explicación de un maquinista en activo. Se trata de cuatro trofeos de la ingeniera francesa: una locomotora de vapor 150 P13 de 1942 (en la imagen); una locomotora eléctrica BB 9004, que estableciera en 1955 el récord de 331 km/h; el TGV de primera generación, cuya silueta naranja estableciera el récord de 380 km/h el 26 de febrero de 1981, y la Nouvelle Automotrice Transilien (NAT), que será el nuevo orgullo a partir de 2009. A un lado del TGV de primera generación, un simulador recrea la jornada de abril de 2007 en la que la LGV (línea de gran velocidad) dejara frío al mundo con sus ¡¡¡570 kilómetros por hora o, si lo prefieren, 160 metros por segundo!!! Otra sección interesante es la que dedicaron a la publicidad de la SNCF. En ella se pueden descubrir pósters cuyos autores ostentan los sencillos nombres de Maurice Utrillo, Bernard Buffet, Fujita o Salvador Dalí. Es un placer ver las creaciones de este último, aunque ninguno otro autor tiene desperdicio, en las que se pueden adivinar miles de figuras que evocan a varias ciudades francesas. Por supuesto, Utrillo retrata su querido Montmartre para llamar la atención del turista sobre aquel rincón de París. En la siguiente imagen, pueden apreciar los pósters que Jaques Nathan-Garamond diseñara para promover los destinos de París y la región de Bretaña, y el de Bernard Villemot para los coches-cama. Al lado de esta sección, en una sala de cine construida para este evento se exhiben fragmentos de películas francesas grabados en estaciones o en trenes, lo que le da un toque verdaderamente nostálgico, si es que aún le hacía falta tras visitar las cabinas de las locomotoras. La exposición también sirve de pretexto para mostrar algunas otras manifestaciones artísticas. La fotografía, literatura, el teatro, la poesía, la música, la arquitectura, la moda y hasta el karaoke, han echado mano de este imaginario tan pintoresco. Tampoco se puede pasar por alto la sección dedicada a los niños con todo y un tren en el que se pueden montar para dar un paseo, una maqueta con trenes eléctricos y el personal de la SNCF, en uniforme revisando boletos, gritando salidas y cuidando el orden. La exposición está muy bien organizada: hay información desde la entrada y el descomunal tamaño del Gran Palacio permite que la multitud que la visita se disperse y no genere embotellamientos. Gracias al espacio para niños los otros niños de más de treinta, cuarenta y hasta setenta años pueden disfrutar de cuanto se ofrece a la vista y al tacto. Y por si esto no fuera poco el horario es extraordinario: de once de la mañana a once de la noche, sin interrupción. ¿Qué nos deja esta genial exposición? Queda claro que los trenes franceses son motivo de orgullo nacional. Basta ver la manera de presentar el último récord, o las placas en las locomotoras que impusieron alguno; parece animales disecados. Los trenes en Francia están íntimamente ligados con el desarrollo tecnológico, económico, social, etc., del país. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, Francia inició su reconstrucción sabiendo que gran parte de su futuro se encontraba en los ferrocarriles. Hoy en día el gobierno francés sigue realizando grandes inversiones en investigaciones cuyos resultados se apliquen en mejoras para los trenes y las estaciones. Más allá de tendencias políticas, modas o concepciones urbanas, como lo muestran las secciones Design o Visions, buena parte de la historia europea no se entiende sin este monstruo de fierro. No nos queda otra que, al más puro estilo del siglo XIX, admirar desde México “el avance tecnológico de las naciones desarrolladas de Europa” y lamentarnos de nuestro ya inexistente y desaparecido desarrollo ferroviario.

Créditos de las fotos: El anuncio de la exposición lo hemos escaneado de una de las postales publicitarias que regala la SNCF en cualquier esquina de París. Los pósters de la SNCF han sido públicados en el catálogo L'Art des trains et des gares, Éditions Textuel/SNCF, 2007. El resto de las imágenes y el video fueron obtenidas, con consentimiento de los guardias de la exposición, por la Mouse & Cheese Co.

No hay comentarios: